Julián 2008: cesárea tras un largo trabajo de parto que no progresó, un piel con piel un poquito más tardío (no mucho gracias a una gran compañera pediatra que se saltó los protocolos del hospital) y una lactancia que comenzó con un poco de dolor y que luego se dificultó debido a una separación por ingreso de Julián en neonatos: ictericia precoz y riesgo de infección, fototerapia, antibióticos endovenosos, subir y bajar recién operada para dar el pecho día y noche, etc. (GRACIAS enfermeras que me hacían huecos en Neo para quedarme con mi peque “fuera de hora”, que me llamaban a la habitación cuando él se despertaba y así poder hacer lactancia a demanda y no con horarios; y que me arroparon en un momento bastante duro durante esos 5 largos días en los que a penas dormía y cuando el dolor de la cesárea hacía difícil hasta coger el ascensor que me llevaba a Neo). Pese a todo conseguimos mantener una lactancia exclusiva. Mi gordo de 4200 g. crecía estupendamente y tomó pecho hasta casi los 3 años incluyendo el embarazo y los primeros meses de vida de su hermana (capítulo aparte las noches de extracciones durante las guardias tras la reincorporación al trabajo).
Inés, 2011: Parto vaginal después de cesárea (PVDC), que alegría! (más aún teniendo en cuenta que la muy gamberra en la semana 37 se puso de nalgas, bendita moxibustión que logró que volviera a ponerse de cabeza y pudiera así tener mi tan deseado parto vaginal). La lactancia de Inés fue la única que no tuvo “trabas”, hicimos tándem con su hermano los primeros meses y fue maravillosa los 15 meses que duró: muy a mi pesar decidió destetarse solita durante el embarazo del tercero.
Pablo, 2012: Nos sorprendió a las 36 semanas con un parto muy rápido y prematuro (tanto es así que yo dudaba de si usar o no anestesia y no dio tiempo a ponerla). Durante el piel con piel notamos que le costaba respirar y no conseguía engancharse al pecho. Lo que parecía ser un distrés transitorio se prolongó y otra vez tocaron 5 días de ingreso con oxígeno, antibióticos endovenosos, fototerapia e idas y vueltas a Neo: Pablo empezó alimentándose con calostro extraído por sonda y unas cuantas horas después pudo por fin agarrarse al pecho. Pero esta vez todo fue mucho mas fácil porque tras un parto natural yo iba y venia sin dificultad y porque ademas las mismas súper enfermeras del 2008 me montaron un sofá al lado de su cuna donde prácticamente me instalé las 24 horas para poder estar con él todo el tiempo. Y otra vez (por tercera vez) tocó reincorporación al trabajo y sacarme leche (Inés también aprovechaba esa leche extraída) hasta que un poco después de los 2 años Pablo se destetó.
Virginia, 2016: ¡Sorpresa! Y un precioso regalo de la vida. Parto natural fantástico, piel con piel y lactancia sin problemas, hasta que al día siguiente de nacer una incompatibilidad de grupo sanguíneo hizo que su bilirrubina subiera mucho y también ella necesitara más días de hospital y fototerapia. Afortunadamente -pero no sin resistencia- conseguimos que esta vez pudiera quedarse conmigo en la habitación y todo fue mas fácil. La bilirrubina poco a poco fue bajando y al cuarto día pudimos irnos a casa las dos juntas! Virginia es una niña con necesidades especiales que ha requerido muchas pruebas y visitas médicas y que además tiene dificultades para comunicarse con lo cual siento que la lactancia fue sanadora en muchos momentos duros. ¡Lactancia que pudimos disfrutar durante algo más de 4 años!
Como pediatra estaba convencida de que daría el pecho a mis hijos, y luego como mamá y pese a las dificultades experimenté todo lo precioso que como vínculo y como modo de crianza conlleva y me siento enormemente feliz de haber podido disfrutar de algo tan maravilloso, y ahora desde otro lugar intento ayudar con mi granito de arena a que muchas mujeres consigan la lactancia que desean.
Paula Rodríguez
Mamá de Julián, Inés, Pablo y Virginia
Pediatra e IBCLC