Septiembre suele ser un mes de empezar de nuevo y en el caso de muchas familias, empiezan el curso escolar y el período de adaptación, en aquellos centros educativos o escuelitas infantiles donde lo permitan. Una buena adaptación es aquella que permite al niño/niña crear un vínculo de seguridad con su referente en la escuela de forma personalizada y adaptada a las necesidades de cada menor. Como ya sabemos,  los vínculos necesitan tiempo, cariño, confianza y seguridad para establecerse, a parte de las necesidades específicas de cada niña/niño/familia. 

Sabemos que no todos los centros educativos, ni todas las escuelitas infantiles pueden realizar este proceso de adaptación y ofrecen otras alternativas que les encajan mejor por otros motivos. También sabemos que en muchos lugares de trabajo no facilitan los horarios para que las madres y los padres puedan acompañar a sus hijas e hijos en este momento de iniciación a la etapa escolar o a la escuelita infantil. Estas dos situaciones pueden causar en las personas adultas sensaciones de impotencia, injusticia, rabia y tristeza. Si es vuestro caso, al final de esta entrada tenéis algunos recursos que os pueden ayudar.

En esta entrada para el blog, os dejamos algunas recomendaciones o ideas para iniciar esta etapa, intentando preservar al máximo las necesidades de la infancia y sus emociones, desde la empatía y el respeto. 

Léelo con tranquilidad y sigue lo que te apetezca, y lo que puedas. Tú conoces a tu hija/hijo y sabes lo que necesita o lo que le puede ayudar. Confía.

Antes:

  • En la reunión previa intenta conocer a las personas que van a estar con tu hijo/a (maestras/os, monitoras/es, educadoras/es) y hazles todas las preguntas que necesites hasta sentirte tranquilo/a. 
  • Ten presente los motivos que te llevan a esta decisión. Tener claro el por qué inicias este proceso, si por conciliación familiar, por incorporación al mundo laboral, por que crees que le irá bien a tu hijo/a… Tener este punto claro, te puede dar la seguridad para responder a todos los miedos que te puedan llegar. 
  • Explícale con un poco de antelación que empezará a ir a un sitio nuevo/colegio y cuéntale que será un espacio para él/ella y sus intereses. Procura que sea una antelación ajustada a la concepción de tiempo de tu criatura. Hay niños/as que necesitan muchos días para hacerse a la idea y otros que tienen suficiente con el día anterior ya que pueden olvidarse o ponerse demasiado ansiosos por la novedad. 
  • El día antes preparad conjuntamente su mochila. Hazle partícipe y déjale decidir algunas cosas. 
  • Pasa muchos ratos con él/ella. Cárgale el depósito de amor. Con experiencias agradables y tu presencia. No hacen falta actividades excepcionales, pasar rato contigo es suficiente para los dos. 
  • Valida sus emociones. Pon palabras a lo que le está ocurriendo. 

Durante (si te permiten acompañar en la adaptación):

  • El primer día entra en la sala, preséntale a la o el (monitor/a, maestra/o, educador/a) y deja que os guíe por el espacio/sala/aula.
  • Los siguientes días sigue en la sala, dándole esta seguridad y dale el control de los límites a la persona responsable del espacio/aula/sala. Si tu hijo/a te pide algo, pregúntale a la responsable, mantente en una posición de observador/a
  • Cuando empiece a explorar y a estar un rato con el interés centrado en alguna actividad, puede ser el  momento de empezar a ausentarte (háblalo con la educadora). Progresivamente. Primero 10 minutos, luego 30 minutos, luego 1h… a la velocidad que pida tu criatura.
  • Despídete SIEMPRE. Cuéntale la verdad “Voy al coche a coger algo y enseguida vuelvo”, “voy a comprar fruta y regreso”, “voy a trabajar y volveré más tarde después de comer”.  Recuérdale que tiene un adulto de referencia. 
  • La despedida tiene que ser explícita y firme. Dale un abrazo si os apetece, pero no alargues el momento de la separación. 
  • Valida sus emociones. Ponle palabras a como se puede estar sintiendo. 
  • No presionar. Es importante no comparar el ritmo que lleven las compañeras/os de tu hija/o con el ritmo de tu hija/o. Igual que las manzanas, no todas maduran a la vez. ¿verdad que, por mucho que le digamos a la manzana que se madure rápido, no lo hará? Los niños y niñas igual, no se desarrollarán al mismo tiempo, cada uno necesitará su tiempo. La presión lo único que podría generar sería malestar y eso no nos ayudaría.

El reencuentro:

  • El reencuentro tiene que ser con presencia. Si habéis estado mucho tiempo separados, necesitaréis mucho tiempo para volver al equilibrio. 
  • Los primeros días/semanas evita otras actividades por la tarde si ves que se sobrecarga. Te necesita a ti. No hace falta más. 
  • Te puede pedir “pruebas de amor”, como que le aceptes su enfado o que esté muy insistente. Tu conoces a tu bebé, puedes tolerarle algunas rabietas o mostrarte un poco más flexible. No tengas miedo, cuando termine esta etapa puedes reestablecer las normas poco a poco. Ahora necesita sentir que estás disponible al 100%. 
  • Valida sus emociones. Ponle palabras a lo que puede estar sintiendo, puede estar cansada/o, te puede haber echado de menos (y tu a ella/él), puede estar enfadada/o, puede sentir miedo cuando tu no estás, etc. 
  • Planifica y deja todo preparado (cenas, ropa para el día siguiente, lavadoras…) para poder estar con él/ella. Y si vives en pareja, haced equipo, hacéroslo lo más fácil posible.

Pero, ¿qué ocurre si no te permiten acompañar en la adaptación? o ¿no te es posible hacerlo?:

A veces hay piedras en el camino que no podemos mover y, aunque poder estar presente y acompañar el proceso de adaptación sería lo ideal para tu bebé, hay circunstancias que no se pueden cambiar. Si este es tu caso, es el momento de darle herramientas a tu hijo o hija para poder sobrellevar la situación. Algunas cosas que pueden ayudar son:

  • Centrarse en los momentos previos y en el reencuentro. Seguramente te tocará reparar la emoción que ha sentido en tu ausencia. 
  • Explicar lo que ocurre con honestidad. Puedes contarle cómo será su día. Quién le recogerá y a qué hora. Eso le dará seguridad y podrá anticipar lo que pasará.
  • Si puedes, reduce las horas que estará en la escuela o escuelita. Si no puedes, en el reencuentro, asegúrale el máximo de tiempo posible, con presencia y disponibilidad.
  • Dejar un objeto “mágico” en su mochila o en su bolsillo. Puede ser un brazalete, un dibujo o una fotografía. Explícale que es una manera de seguir conectados aunque no estéis juntos. Lo podéis preparar juntos los días antes de empezar.
  • Puedes ponerle ejemplos de otras veces que ha estado con otros familiares o amigos sin ti, para que pueda conectar con esa sensación de bienestar. 
  • También puede ayudar leer algún cuento por la noche y dedicaros muchos mimos para sentiros cerca. El contacto físico es muy reparador.

Puede ser un período muy intenso, tanto para nuestras/os peques, como para nosotras/os. Es un cambio para toda la familia y necesitaréis unas semanas para encontrar vuestro ritmo, necesitaréis tiempo, empatía y comprensión para poder adaptaros. Es importante tener presente que tu bebé se está abriendo al mundo, es decir, pasará de estar en un entorno familiar, confortable y conocido a un espacio social (y nuevo). ¡Todo un reto!

Para nosotras/os, el reto es poder acompañarles de la mejor forma que podamos, con amor, respeto y comprensión.

Laia Sala
Psicóloga infanto-juvenil

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