«Avui estic molt enfadada amb els papes. Els he cridat i els he dit coses lletges que en realitat no penso. Diuen que ja no tindré un germanet. Els he dit que no pot ser, que ells no ho entenen, però que jo ja tenia molts i molts plans».
“Ja no tindré un germanet” (El cep i la nansa, 2022)
Así empieza la contraportada del cuento “Ja no tindré un germanet” (El cep i la nansa, 2022), una historia que nos acerca a la realidad del duelo gestacional a través de la mirada de la pequeña protagonista, quién narra con ternura todas las emociones que transita desde que le comunican que va a tener un hermanito, hasta que de repente tiene que aceptar lo contrario.
Comunicar a los niños y niñas la pérdida gestacional puede resultar muy difícil. Principalmente, porque lidiar con esta situación implica también estar transitando el propio duelo, y no siempre nos sentimos capaces de sostener. Y está bien.
Enfrentarse a las múltiples preguntas del niño o niña puede resultar muy hiriente y puede llegar a desbordarnos. Si sientes que esto te ocurre, puedes pedirle a alguien de confianza que pueda acompañarte en el momento de comunicárselo.
Por otro lado, nos resulta difícil saber hasta qué punto explicarles para no hacerles sufrir en exceso.
Cómo va a elaborar el duelo el niño o niña va a depender de muchos factores: del momento evolutivo en el que se encuentre (p.e: de los 0 a los 3 todavía no son capaces de entender la muerte, pero si sienten el abandono intrínseco de la pérdida), de su entorno, pero sobre todo, será crucial la actitud que tomen los adultos que le rodean.
Algunos consejos para gestionar el proceso de duelo perinatal con niños y niñas
Cuando los niños y niñas sufren una pérdida, la sensación de seguridad se tambalea por completo. Su realidad y aquello que creían estable se ve amenazado, por lo que es importante que podamos cuidar algunos aspectos.
Teniendo en cuenta que nuestro objetivo será devolverles esa sensación de seguridad de nuevo, algunas recomendaciones para poder facilitar el proceso de adaptación emocional pueden ser:
- No demorar demasiado el momento de contárselo: Los niños son expertos a la hora de captar y descifrar nuestras emociones. La incertidumbre es un aspecto que les genera mucha angustia, por lo que es fácil que empiecen a confabular sobre lo que pueda estar ocurriendo. Aún así, es preferible evitar que nos vean en una situación de desborde emocional. Preparar la conversación antes nos va ayudar a poder afrontarla.
- ¿Cómo decírselo?: siempre con un lenguaje adaptado a su edad, y de la forma más clara posible. No hace falta entrar en detalles que puedan dejarles más angustiados, pero no se recomienda edulcorar, ni entrar en explicaciones ambiguas.
- Honestidad: Vivimos en una sociedad que tiende a ocultar la realidad de la muerte en la infancia. Compartir con ellos los rituales de despedida, ser claros con la pérdida será de gran ayuda para que el día de mañana puedan gestionar los duelos de una forma saludable.
Es habitual que el niño o niña necesite preguntar muchos detalles acerca de la pérdida. Esto es completamente normal y es su forma de intentar procesar lo ocurrido. Es preferible contestar con un “yo tampoco lo sé”, o “a veces no sabemos por qué ocurren las cosas”. - Prestar atención a las creencias en torno a la culpa: es frecuente que los niños, en un intento de darle sentido a la experiencia se responsabilicen de la pérdida. Por ejemplo: si durante los días previos la madre notó molestias y le pidió al niño o niña que se portara bien, que estaba cansada y éste no lo hace, puede llegar a pensar que él ha tenido la culpa. Es importante hacerles llegar el mensaje de que nadie tuvo la culpa de la pérdida del bebé.
- Seguir con las rutinas: esto va a cambiar, pero esto no. Las rutinas dan mucha seguridad a los niños y niñas. Un mundo que pueden predecir es un mundo seguro para ellos. Algunas cosas van a cambiar con la pérdida gestacional, otras muchas no, y es importante recordárselo. Por ejemplo, les podemos recordar: “Que mamá y papá estén tristes no significa que no vayamos a leerte el cuento de buenas noches, ni que estemos felices de estar contigo”.
- Facilitar la expresión de sus emociones: La tristeza es una reacción inherente a la pérdida. Compartir con ellos cómo nos sentimos, sin dejar de mostrarnos disponibles es una buena manera para que puedan naturalizar sus emociones, y una buena ocasión para fomentar la expresión saludable de la tristeza o la rabia.
- No tener miedo del dolor: Verles sufrir puede conectarnos con la culpa y la angustia. Y en ese momento, puede que se nos escapen sin querer frases que hemos interiorizado, como: “cariño por favor no llores, no pasa nada..”. “tienes que ser fuerte”. Como padres no vamos a poder protegerles del dolor, pero sí podemos darles herramientas para enfrentarse de forma saludable.
- Hablar de ello con naturalidad: Que la pérdida no sea un tabú, si no una parte de vuestra historia familiar. Utilizar su nombre, si ya lo habíais escogido. Cuando hablamos de ello abiertamente les damos permiso para hacerlo si lo necesitan.
- Ritualizar la despedida: Dedicarle un espacio y un momento para despedirnos permite visibilizar la pérdida, hacerla tangible y por lo tanto, permite el paso a las emociones del duelo. Por lo tanto, incluirles en el ritual, y permitir que expresen lo que necesiten en ese momento es una buena idea. Podemos proponerles que le hagan un dibujo, por ejemplo.
- Prestar atención a las repercusiones que puede tener en su día a día: Es posible que en el proceso de adaptación emocional veamos que el niño o niña se muestra irritable, o al contrario, que necesite más nuestra presencia. Debemos recordar que cuando sienten que su seguridad se ve alterada, los niños y niñas van a poner en marcha sus propios recursos para poder restablecer esa sensación. Por ese motivo, podemos notar que, de nuevo, piden dormir con nosotros, o que les cuesta separarse. Puede que en el cole no presten la misma atención, o se muestren más apagados. Esto es completamente normal y nos indica que están intentando sobreponerse a la pérdida.
Es importante recordar que el comportamiento también va a estar influido por la etapa evolutiva en la que esté, y por la personalidad de tu hijo o hija. Si sientes que aún haber pasado tiempo puede estar arrastrando malestar, o necesitas entender qué cosas puedes esperar, no dudes en pedir ayuda.
Estamos aquí.
Patricia Cuairán
Psicóloga infantil
Laia Sala
Psicóloga infantil