Con mi primera hija luché la lactancia materna hasta la saciedad y mi lactancia con las gemelas duró sólo una semana, aún hoy sigo pasando el duelo
En la semana mundial de la lactancia materna yo necesito poder decir adiós a mi lactancia materna y reconciliarme conmigo misma. Con las redes repletas de lactancias exitosas me duele un poquito el corazón.
Con mi primera hija luché la lactancia materna hasta la saciedad, me pasé tres meses leyendo posts y libros de lactancia, volvía a leer otra vez el mismo post por si se me había escapado algo, más libros más cuentas de Instagram, consulté una matrona, otra matrona, una IBCLC, una fisio, otra IBCLC, me hice socia de La liga de la leche, me apunté a grupos de lactancia materna online (que a todo esto estábamos en plena pandemia)… y así un largo etcétera.
Me pasaba las horas entre la teta, el relactador, el sacaleches…
Tenía una niña que no mamaba y una teta que no tenía leche. Me culpaba una y otra vez por no tener leche, así que intentaba estimularme más con sacaleches tal y como me recomendaban, hasta el punto de hacer extracción poderosa en varias ocasiones, pero sin resultado… apenas sacaba unos pocos mililitros. Me repetía una y otra vez «cada gota cuenta», sigue.
Entre tanto, yo tenía un bebé que no cogía peso que cada consulta con el pediatra era un suplicio y cada vez me sentía peor madre, por un lado por no tener suficiente leche materna para alimentarla y por otro lado por no decidir dejar la lactancia materna para que cogiese peso con la leche de fórmula.
Al tercer mes, decidí que se acabó, pasé a la leche de fórmula y por fin comencé a disfrutar de mi maternidad y de mi hija. Pase un duelo, muy duro, muchas lágrimas, pero me escudaba pensando en que si tenía otro hijo sería diferente, estaría mucho más informada, y mucho más empoderada.
Un año después de haber tomado esa decisión me quedé embarazada de nuevo con la suerte de ser un embarazo gemelar. Digo suerte porque para mí ha sido una suerte tener a mis dos hijas, pero en cuanto a la lactancia materna se refiere, podríamos hablar de mala suerte.
Una lactancia gemelar se me antojaba complicada con la experiencia previa, sumado al otro bebé que tenía en casa, ya que, tendría menos de dos años cuando nacieran. Aún así, estaba dispuesta a intentarlo.
El hecho de que haya sido un embarazo gemelar ha hecho que mis hijas nacieran de forma prematura y con poco peso al nacer. Desde el primer día tuvimos que suplementar con leche de fórmula para que no perdiesen mucho peso.
Suplementación, redactador, sacaleches, estimulación, dos bebés que se duermen al pecho, con muchas dificultades para despertarlas cada 3 horas, y una maternidad que no se disfruta. Volvieron los fantasmas del pasado.
Literalmente no tenia un minuto libre entre teta, suplementación y sacaleches, pero el mayor problema era que al ser dos, necesitaba constantemente que mi marido me ayudaste, para ponerme a las niñas, para colocar el relactador, o para sujetarlas mientras me estimulaba con el sacaleches,… Al principio lo hacíamos así en el hospital, pero en cuanto llegamos a casa, con la mayor, que no tenía ni dos años y que nos necesita mucho, pronto nos dimos cuenta que era imposible.
Tras la tercera noche en casa, en las que no acumulamos ni 4 horas de sueño, tuvimos control de peso. No habían ganado nada…
Entre los fantasmas del pasado, un bebé de 21 meses que nos necesitaba y no estábamos, y dos recién nacidas con bajo peso sin ganancia, sintiéndolo en el alma, tuve que abandonar para que cogieran bien el peso y para tener paz mental.
No se si soy yo que soy una floja, pero la lactancia con gemelos me parece dificilísima, envidio a todas esas mujeres que lo han conseguido, y admito que muchas veces no es envidia sana.
Mi lactancia con las gemelas duró sólo una semana, aún hoy sigo pasando el duelo, y ya no me puedo escudar en que la próxima vez será, porque dudo que haya una próxima. Eso sí, disfruto cada día de mi maternidad y de mis tres hijas, y eso es lo que me llevo.
Gracias por darnos voz a todas.
Me quedo con las fotos que os mando pero sobre todo con el recuerdo precioso de ese momento en mi retina.
L.
Te abrazo! Y te admiro.: Por contarlo, por aceptarlo y disfrutar de tus tres soles. Que ejemplo de familia!
Mi lactancia con mis gemelas siendo madre primeriza no fue para nada fácil… Mis inicios con la suplementación jeringa cánula, el sacaleches a toda hora, los controles de peso cada 48 horas, las pezoneras, mis pezones planos, mis pechos grandes y tuberosos, un frenillo limitante en las dos que no se díganostico hasta los 6 meses, grietas, Reinauld, dolor.. me ha costado 8 meses disfrutar de ella y gozarla. Ahora con casi 10 meses me siento orgullosa de mi cabezonería y de la paciencia que tuvieron mis hijas, del acompañante que tengo de vida y de mi culo por soportar las 22h al día que estaba sentada con el cojín de lactància y las niñas al pecho!