Es imposible no hablar de estimuladores de clítoris a día de hoy. Y no solamente porque está en boca (o en los clítoris) de todas, sino porque en la consulta nos están empezando a llegar los primeros casos de personas que se han acostumbrado tanto a la estimulación de este juguete que ya no son capaces de orgasmar de ninguna otra manera.
Vamos a hablar claro, el estimulador de clítoris es un buen juguete sexual. Eso sí, teniendo en cuenta que cada sexualidad es un mundo… y no tiene porqué gustar a todo el mundo. Existen distintos estimuladores y os presentamos hoy 3 opciones que existen y podéis encontrar en las tiendas eróticas:
- Satysfier (tienen distintos modelos y es el nombre que más habéis oído, seguramente)
- Sona, de la marca Lelo
- Womanizer (son los que sacaron el primer modelo de estimulador y ahora ya tienen distintas tipos diferentes para que podáis elegir)
Y es un buen juguete sexual si se utiliza correctamente. Os voy a contar qué sería una buena utilización… Jugar con él pero no dejar de jugar de otras maneras. Es decir: poder usar otros juguetes que vibran y no dejar de utilizar las manos para la masturbación individual y compartida.
Las personas somos animales de costumbres y cuando cogemos el hábito de hacer una cosa de una manera, tendemos a repetir y a repetir. Y es cierto que muchas personas que han empezado a jugar con los estimuladores de clítoris, como provoca una sensación tan inmediata y potente, han dejado de jugar de otras maneras. Entonces, lo que ha sucedido es que el cuerpo se ha acostumbrado a este tipo de vibración que le es más difícil conseguir orgasmar de otras maneras.
Pero esto no solamente pasa con el famoso Satisfyer. Esto también puede suceder con cualquier otro juguete que vibre. Y también pasa cuando una persona siempre se masturba o la estimulan del mismo modo. ¿Qué recomendamos? Que la masturbación individual y el juego sexual compartido sea variado, que no siempre se tengan relaciones exactamente del mismo modo. Así conseguiremos que el mapa sensorial no se reduzca a un solo tipo de estimulación. No tocar siempre en el mismo sitio y con la misma intensidad y velocidad. Variar en los ritmos y el tipo de presión. Jugar, dejar volar un poco la imaginación y, sobre todo, disfrutar más allá de la búsqueda del orgasmo. DIS FRU TAR.
Elena Crespi
Psicòloga
Especializada en Sexología Clínica en LactApp Clinic