Ahora que las personas menores de 14 años ya pueden salir a la calle acompañadas por un adulto debemos prestar especial atención a sus emociones porque va a ser un cambio importante en la rutina y cada uno lo va a vivir de manera diferente. 

Algunas no van a querer salir por miedo a contagiarse, otras van a preferir quedarse en casa jugando con sus juguetes, es posible que si coinciden con amigos y amigas van a ser incapaces de mantener la distancia de seguridad y otras posiblemente no van a querer volver a casa. 

Los padres y madres sois los más expertos en vuestros propios hijos e hijas, sabéis lo que les gusta, lo que les da miedo, lo que no les apetece pero es necesario, etc. y lo más importante es que encuentren en su familia el entorno más seguro para poder explicar cómo se sienten. Seguramente algunas ya lo hacen, pero puede que algunas les cueste un poco más o sean demasiado pequeñas para expresar verbalmente lo que les está pasando. 

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos e hijas a adaptarse a esta nueva situación? 

  1. Pregúntale si le apetece salir a la calle. Es necesario que sientan que tienen voz y voto en una decisión como esta, que forman parte de ello, y no sentir que hacen lo que se les dice sin plantearse o tenerse en cuenta su opinión.
  2. Puede pasar que no quieran salir. Los motivos pueden ser diversos: porque están en casa, por dificultad para asumir otro cambio, sentirse abrumados/as, porque tienen miedo al Coronavirus, etc. Posiblemente uno de los puntos a trabajar si percibimos o nos trasmiten que tienen miedo a salir a la calle sea precisamente esta emoción, el miedo. Y, ¿cómo lo podemos hacer? En primer lugar, NO obligarlos/as a salir, tendríamos que recoger su emoción, ponerle nombre y acompañarla. Explicar la situación de forma sincera pero con un vocabulario adaptado a la edad del niño o niña. Se desaconseja que vea las noticias o que en casa habléis de ellas de forma catastrófica. Hay que respetar su decisión, dándole la confianza para que cuando se sientan preparados/as para salir lo puedan pedir sabiendo que estaremos allí y les ayudaremos a superar y hacerle frente al miedo.
  3. Puede pasar que sí que quieran salir con mucho entusiasmo y se puedan generar algunas expectativas erróneas, pensando que van a poder a ir al parque a jugar con sus amigos y amigas o visitar a sus abuelos y abuelas. Es importante encontrar un espacio donde pueden explicarnos las ganas que tienen de hacer todo esto, y lo podéis ir apuntando en un papel o haciendo dibujos, explicando que algunas de esas cosas no se van a poder hacer por ahora y que lo apuntáis como actividad pendiente para cuando se pueda llevar a cabo.
  4. Desarrollar nuestra creatividad, puede ser una ¡muy buena opción! A través de juegos, muñecos, cuentos, canciones, etc. podremos anticipar cómo va a ser esa salida, qué se encontraran en las zonas donde vayamos a ir y a la vez dejar un espacio para que puedan realizar propuestas, es importante que también tengan un papel activo en esa salida y que puedan vivirla como una actividad de responsabilidad.
  5. ¿Cómo gestionamos la vuelta a casa? Un buen recurso puede ser poner una alarma con su ayuda justo en el momento de salir de casa, y explicar que cuando suene, será la hora de volver a casa. Que sepa que tiene un buen rato para pasear. Si se cansa antes, podemos volver cuando quiera, pero si no, la alarma va a ser quien va a indicarnos la hora de vuelta a casa. Igual que en un partido de fútbol cuando el árbitro pita 3 veces indicando que es el final del partido.
  6. Otra situación que puede ocurrir, es que que quiera salir con 5 juguetes a la calle, o que quiera salir con una persona en concreto menos con quien habíamos decidido que saldría, o que quiera bajar por el ascensor y no por las escaleras, etc… todas estas situaciones pueden desencadenar en una rabieta. ¿Cómo gestionar una rabieta en este momento? Pues como en todas las rabietas, escucha activa, comprensión, acompañamiento, paciencia, darle espacio para que se exprese, y entender por qué se siente así. Aunque después seamos firmes con la decisión tomada por la familia, por seguridad o por logística, pero parar para poder poner el foco en qué le pasa y cómo se siente.
  7. Que pueda elegir con qué quiere salir, a menudo esto es muy abierto, para ayudarles podemos proponerles que elijan una cosa de tres, que escoja entre salir en patinete, con una pelota, o con algún juguete. También es importante que les incluyamos en el momento de volver a casa, mostrándoles imágenes de cómo hay que lavarlo a la vuelta.
  8. Nunca usar la salida como un premio o un castigo. Muchas veces hay que explicar a los niños que sus acciones tienen unas consecuencias, ajustadas a su edad, y si por ejemplo han hecho alguna trastada como pintar una pared, van a tener que colaborar en su limpieza (o pintar todavía más como muestra de su arte), o si han guardado bien todos sus juguetes van a tener tiempo para ver una peli esa noche, pero esa consecuencia siempre tiene una relación directa con su acto. Salir a pasear en la situación actual es una necesidad para los niños y niñas, y esa decisión no tiene que verse condicionada por otros factores conductuales.
  9. Para establecer hábitos de higiene y seguridad puede ayudar tener cerca de la puerta de casa materiales y dibujos que ayuden a saber cómo realizar los pasos de salida y entrada de casa siguiendo las recomendaciones: 1. Zapatos, 2. Guantes, 3. Chaqueta, 4. Juguete, etc. Seguramente lo van a aprender muy rápido y si lo ven en imágenes es una buena forma de trabajar su autonomía y que ellos mismos se supervisen.
  10. Somos su ejemplo por lo que hacemos y por cómo lo hacemos, no solo por lo que decimos. Hay que recordar en todo momento que los aprendizajes se adquieren por imitación, y las madres y padres somos el modelo que ven más tiempo y el que causa mayor impacto emocional. Hay un vídeo, que se hizo viral, llamado “Children see, children do” donde se pone de manifiesto precisamente esto.

La capacidad de adaptación nos hace más fuertes y por suerte, en la etapa de la infancia es donde más conexiones neuronales nuevas se generan, se fortalecen otras y se desechan las que no se necesitan. Un ambiente seguro, tranquilo, donde se habla y se escuchan las emociones, donde hay variedad de juegos y creatividad, fomentará un entorno más favorable a estas adaptaciones.

Escuchemos, respetemos y acompañemos.

 

Neus Solé Ferrer
Psicóloga sanitaria especializada en psicología infantil y juvenil.
@psico_neus

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