Hoy lanzábamos esta pregunta en la sección de «Realidad o mito» de nuestra cuenta de Instagram. El resultado de la encuesta ha sido: 41% habéis dicho que esta afirmación es realidad y 59% habéis dicho que esta afirmación es un mito.

Pues bien… Esta afirmación es REALIDAD.

“Los niños y niñas suelen rechazar los alimentos nuevos, especialmente los amargos, hortalizas y alimentos proteicos, pero la aceptación de nuevos alimentos puede mejorarse mediante la exposición a una variedad de sabores. Los niños y niñas tienen la capacidad de aprender las preferencias de lo que tienen a su disposición” (ESPGHAN, 2020).

Por lo tanto, aunque la frase sea cierta, la buena noticia es: el aprendizaje del sabor, la elección y la preferencia de los alimentos no sólo están influenciadas por la genética, sino también por la disponibilidad y por las influencias de la familia.

La aceptación de sabores básicos durante la alimentación complementaria (AC) puede ser diferente en cada niño o niña, pero, como siempre, el único ”método con base científica” para que los pequeños coman mejor es tener alimentos saludables a su alcance y dar ejemplo como familia en el día a día. Y este ejemplo empieza mucho antes de lo que se suele creer, y etapas como el embarazo, la lactancia y la AC son de vital importancia.

Laia Rovira
Dietista-Nutricionista materno-infantil y lactancia

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