Nuestra actitud es muy importante para que pueda sentirse con confianza
Existe bibliografía y saber popular que nos propone que entrenemos a los niños y niñas a ir al baño o al orinal. Nos dan estrategias para sentarlos cada día a la misma hora en el orinal para que se acostumbren a evacuar allí, también hay la idea generalizada que antes de empezar el colegio deben saber controlar los esfínteres y no pueden llevar pañal. Nos proponen que nosotros escojamos el momento que nos vaya bien y se lo quitemos. Pero el desarrollo infantil no funciona así. No conseguiremos que una criatura de 6 meses camine aunque nos empeñemos y la entrenemos, ¿verdad? Pues con los esfínteres es igual. Debemos seguir su ritmo de desarrollo.
Nuestra tarea es favorecerles el ambiente óptimo para facilitar este proceso y ser capaces de leer las señales que nos indican que está preparado o preparada.
¿Cuáles son las señales que nos indican que está preparado/a?
- Utiliza el “yo” cuando habla y se refiere a sus cosas con el “mío”.
- Tiene interés en el mundo del pañal: la caca, el pipi, el inodoro, el orinal,…
- Te imita cuando vas al baño, pregunta y observa como funciona el proceso.
- Tiene el pañal seco (hace retención durante algunas horas)
- Pide hacer pipi o caca.
- Informa que está orinando o evacuando.
- Le molesta el pañal.
- Empieza a buscar intimidad.
Es una lista para tener una idea, para dar el paso, deberían darse más de una, pero lo más importante es que lo pida y quiera probarlo.
Y, ¿Qué podemos hacer?
Des del inicio es importante hablarle y contarle qué le sucede a su cuerpo y como le cuidamos: le cambiamos porque lleva el pañal mojado o ha hecho caca y le podría escocer, le explicamos que tiramos el pañal a la basura o las heces al inodoro, que le secamos con la toalla para que no se irrite, etc.
También es importante que nos pueda observar cuando vamos al baño, que si quiere mirar lo pueda hacer y aprovechemos la ocasión para explicar que estamos haciendo pipí, caca, que nos limpiamos, etc.
Después podemos poner el foco en sus señales físicas y verbales: “creo que estás haciendo caca”, “¿tienes pipi?”, “vamos a cambiar el pañal que está un poco mojado”…
Cuando empiece a tener interés, le podemos presentar el orinal y dejar que lo explore, que se pueda sentar. En este momento es importante que nuestra respuesta sea agradable y comprensiva si no logra hacer pipi, por ejemplo con un: “hoy/ahora no ha salido, ya saldrá otro día/rato”. Pero también que estemos tranquilos y sin hacer una gran fiesta cuando lo haga. Con un: “mira, hoy/ahora sí ha salido” es suficiente.
¿Por qué es importante esta actitud? Para que siga siendo un proceso interno de desarrollo, para que siga centrándose en su propio cuerpo y no en satisfacer a sus adultos de referencia.
Otra de nuestras dificultades (para las familias) es el dejar de insistir. A veces le ofrecemos constantemente el orinal o le pedimos si tiene pipi cada 10 minutos. Y de esta manera estamos otra vez sacando el foco de su propio cuerpo. No dejamos que pueda experimentar las sensaciones físicas porque enseguida le ofrecemos la solución.
Es el momento de asumir que habrá que hacer más lavadoras, que debemos tener ropa de recambio y que a lo mejor nos toca fregar algunas veces al día. Sin reproches, sin humillaciones, sin recordarle constantemente que “los niños y niñas mayores no se hacen pipí encima”. Nuestra actitud es muy importante para que pueda sentirse con confianza para “probar” esta nueva habilidad. Necesita nuestro amor y comprensión. Así que… ¡mucha paciencia!
¿Qué puede salir mal?
La prisa del entorno. Cuando es el entorno quien insiste para quitar el pañal, puede ser contraproducente porque la criatura no está preparada y puede sentir que no es capaz de hacer aquello que se le está pidiendo. Si vemos que no es el momento, es mejor esperar un tiempo hasta que lo pida.
Si es el colegio quien nos pide este paso, debemos explicarlo y proteger a nuestro hijo/a. La familia decide sobre estos cuidados y si ves que tu hijo/a no está preparado, tu mandas. Pide respeto y paciencia. No estás siendo sobreprotector/a, estás acompañando su proceso.
Ha hecho una caca y no quiere hacer más. Aquí puede haber un “choque de la caca”. La criatura ha hecho una caca en el orinal y al ver lo que salió, decide no hacerlo más. ¿qué ha podido pasar? Pues que puede haber quedado desconcertado/a o asustado/a, que no entienda que esto ha salido de su cuerpo, que no sepa si lo podrá parar, que tenga miedo a qué pasará después… es decir, se le han activado un montón de preguntas y preocupaciones. Y cuando estamos asustados, nos paralizamos y no damos pasos, ¿verdad? Pues ellos y ellas igual. Debemos respetar su decisión y tener mucha paciencia hasta que vuelven a estar preparados (con ganas) de probar el orinal. Lo habitual en estos casos es que pase un tiempo entre el primer intento con éxito y la repetición.
¿Cuánto tiempo puede pasar con el “choque de la caca”?
En el mismo estudio también estudiaron este fenómeno y también encontraron distintos grupos según el temperamento de la criatura. Analizaron dos datos: el tiempo que tardó entre la primera caca en el orinal y hacerla regularmente y el tiempo que tardó entre la 1ª y 2ª vez que usó el orinal con éxito. En todos había aparecido el “choque de la caca” y su negativa a no querer hacer caca.
- Primer grupo: tardaron 2 semanas en poder evacuar en el orinal de manera regular. Con una semana de diferencia entre la primera y la segunda.
- Segundo grupo: tardaron unas 6 semanas en usar el orinal regularmente. Tardaron 2 semanas en volver a utilizar el orinal después de la primera vez.
- Tercer grupo: tardaron 15 semanas (3 meses y medio) en usarlo regularmente. Tardaron un mes i una semana en volver a hacer caca en el orinal después de la primera vez.
- Cuarto grupo: necesitaron 23 semanas (casi 6 meses) para utilizar regularmente el orinal. Y un mes y medio entre la primera evacuación en el orinal y la segunda.
Este estudio nos sirve para evitar que las comparaciones con otros infantes nos agobien, que pensemos que lo estamos haciendo mal, que nuestro hijo/a tiene un problema… Cada uno a su ritmo.
“De repente vuelve a pedir el pañal”. Si nos pide el pañal, se lo damos. Sin reproches ni señalando que es de bebés. Si lo pide es porque lo necesita y seguramente porque el pañal le da seguridad. Podemos pedirle el motivo y seguramente nos contará lo que le pasa. Aún así, nos toca observar qué ha cambiado en su día a día, si hay alguna novedad que pueda haberle afectado: final o principio de curso, hermano/a en casa que ya tiene unos meses y que recibe atención constante, un escape y que se sienta avergonzado/a…
Puede haber muchas explicaciones y si respetamos este pequeño retroceso, se sentirá con confianza de nuevo para volver a intentarlo.
“Tuvo estreñimiento y le dolió. Ahora no quiere hacer caca”. Aquí debemos estar alerta y controlar el estreñimiento a través de la alimentación y con supervisión pediátrica si es necesario. Es importante que las heces estén blandas pero no líquidas (la sensación de escape es muy desagradable). Asegurarnos que no vuelva a repetir este episodio es importante para evitar que el miedo se instaure. Podemos ofrecer el orinal cuando veamos que tiene ganas, sin insistir constantemente. Jugar con arena y líquidos les puede ayudar a relajarse.
“Tiene control total pero pide hacerlo en el pañal”. Es un paso previo a la decisión de dejar el pañal. Está bien. Si lo pide, le damos la opción del orinal o del pañal y respetamos su decisión. Dejamos que nos vea a nosotros utilizar el inodoro e irá mentalizándose para hacer el paso. Seguramente necesite más tiempo para tomar la decisión.
En resumen, el control de esfínteres es un proceso que (generalmente) no necesita ni aprenderse, ni de nuestra intervención. Solo necesita el acompañamiento para dar seguridad. Cada persona tiene su ritmo para la adquisición de habilidades, para el desarrollo cognitivo y para probar experiencias nuevas. Nuestras hijas e hijos también.
A nivel clínico, no se considera una dificultad hasta los 5 años en el control urinario y los 4 en el control fecal. Así que paciencia y amor. Y si sentimos que algo no está bien, podemos consultar a un profesional especializado para que haga su valoración.
Laia Sala
Psicóloga infantil