No todos los frenillos sublinguales van a provocar dificultades, es importante que la clasificación anatómica vaya acompañada de una valoración funcional.

Para que la lactancia sea exitosa (efectiva y agradable para mamá y bebé) es necesario que los bebés hagan un agarre asimétrico y profundo al pecho de la madre. Es fundamental que la posición en la que se coloca el bebé y la postura de la madre sean las adecuadas. Pero además de la posición y la postura hay que tener en cuenta las estructuras anatómicas y funcionales.

A veces, aunque la posición y la postura sean correctas, y aunque desde fuera parezca que el agarre sea correcto, siguen habiendo dificultades con la lactancia, bien porque la madre tiene molestias, dolor… o bien porque el bebé no acaba de engordar bien, tiene gases, se queja al pecho… o a veces hay dificultades en mamá y bebé.

Todo esto genera mucho sufrimiento, tanto físico como emocional, que se agrava al encontrarnos en un período de mucha vulnerabilidad como es el postparto.

Cuando hay dificultades con la lactancia y ya hemos comprobado que la posición del bebé al pecho y los signos externos de buen agarre son correctos, una de las cosas que hay que descartar es que el bebé no tenga un frenillo sublingual restrictivo. Esta no es la única posibilidad, y habría que valorar muchas otras cosas, pero hoy vamos a centrarnos en esta.

Para poder mamar correctamente, el bebé necesita hacer una serie de movimientos con la lengua (y con otras estructuras, pero nos centraremos en la lengua) de manera armónica y coordinada. El movimiento más conocido y en el que siempre nos solemos fijar es el de sacar la lengua de la boca, que sería ideal que lo hiciera más allá del labio inferior. Pero necesitamos que la lengüita haga otros movimientos también, como por ejemplo que pueda moverse a los lados, que pueda elevar la punta, los laterales y la parte posterior de la lengua, que pueda acanalarse para “abrazar” al pecho, que pueda realizar movimientos peristálticos… Todos estos movimientos son necesarios para que el bebé pueda hacer un buen acople con su boquita al pecho, hacer un buen sellado con la lengua y un buen vacío para poder ordeñar bien el pecho de la madre y que sea confortable para ella, consiguiendo una buena transferencia de leche y sin que entre aire que pueda provocarle molestias digestivas.

Entonces, ¿mi bebé tiene frenillo?

Decir que un bebé tiene frenillo es como decir que una persona tiene lumbares (cuando en realidad nos referimos a que tiene problemas en las lumbares, por ejemplo dolor, una lumbalgia), o tiene tiroides (cuando en realidad queremos decir que tiene problemas con la glándula tiroidea), o que tiene un pie.

¿Por qué? Pues porque frenillo sublingual tenemos todos, es un remanente de tejido embrionario que queda en la cara inferior de la lengua.

Cuando el frenillo no es restrictivo y es funcional no limitaría los movimientos de la lengua.

Cuando decimos que un bebé tiene frenillo en realidad nos referimos a que tiene un frenillo sublingual demasiado corto, o demasiado rígido… En definitiva, lo correcto sería decir que tiene un frenillo sublingual restrictivo.

Realmente, ¿qué es el frenillo sublingual?

Es un pliegue de tejido que podemos ver cuando la lengua se eleva, es una capa de fascia que contiene mucosa y a veces puede contener también fascia y músculo.

La fascia es un tejido finito y muchas veces contínuo, ininterrumpido, como una tela que recubre todas las estructuras del cuerpo (músculos, huesos, órganos, …); su función es envolver y proteger las diferentes estructuras. 

La importancia recae en que cualquier alteración en una parte del cuerpo puede repercutir en otra, a distancia.

Volviendo al frenillo, veremos que tiene una inserción debajo de la lengua y otra en la mandíbula o en el suelo de la boca.

Dependiendo de en qué zona se inserte de estos dos puntos se puede clasificar los frenillos en tipo I, II, III, y IV siguiendo la clasificación de Coryllos; esta es una clasificación puramente anatómica.

Pero recordemos, no todos los frenillos sublinguales van a provocar dificultad en los movimientos de la lengua, no todos van a provocar anquiloglosia, solo los que sean realmente restrictivos. Así pues, es importante que a la clasificación anatómica se acompañe una valoración funcional.

¿Qué es lo que pasa cuando el bebé tiene un frenillo sublingual restrictivo?

El frenillo lingual restrictivo actúa dificultando que la lengua haga alguno, o varios, de los movimientos que hemos comentado antes que necesita hacer, generando lo que conocemos con el nombre de anquiloglosia, que quiere decir lengua atada, anclada, con tendencia a quedarse abajo, en el suelo de la lengua.

¿Qué signos y síntomas nos pueden hacer sospechar de qué el bebé tiene un frenillo lingual restrictivo?

En relación a la lactancia materna, el frenillo sublingual restrictivo puede provocar sintomatología en la madre y en el bebé; algunos de los problemas pueden ser:

  • Dolor en la madre
  • Grietas en el pecho de la madre
  • Pezones irritados, ampollas en el pezón, pezón en forma de pintalabios o chafado después de la toma
  • Fenómeno de Raynaud en el pezón
  • Mastitis de repetición, perlas de leche, obstrucciones
  • Problemas con la producción: hipoproducción o hiperproducción.
  • Dificultad para la ganancia de peso, pérdida excesiva de peso al nacimiento
  • Elevada ganancia de peso
  • “Mofletes de trompetista”
  • Tomas muy largas y bebé no saciado
  • Tendencia a dormirse al pecho por cansancio, bebés “bellos durmientes”
  • Bebé que le cuesta abrir la boca cuando está al pecho
  • Bebé que mastica el pecho en vez de succionar
  • Atragantamientos
  • Chasquidos al mamar
  • Callo de succión en el labio superior del bebé o incluso inflamación de los dos labios, labios de dos colores
  • Gases, “cólicos”
  • Reflujo, regurgitaciones
  • Lengua con restos de leche constantemente (lengua blanca)
  • Derrame de leche por la comisura de la boca mientras mama
  • Paladar muy alto
  • Mandíbula retraída hacia atrás
  • Asimetría al mover la lengua o al abrir la boca
  • Posición baja de la lengua al dormir, al llorar,…
  • Respiración oral, dormir con la boca abierta y la lengua abajo, sin reposar en el paladar
  • Lengua con forma de corazón o muesca en la punta de la lengua
  • Irritabilidad

Cuando el bebé es alimentado al biberón también podemos sospechar de frenillo lingual restrictivo en las siguientes situaciones:

  • Tomas largas
  • Atragantamiento
  • Derrame de leche por las comisuras de la boca mientras toma el biberón
  • Chasquido
  • Dificultad para elevar la lengua
  • Movimientos de la lengua en pistón, de atrás hacia adelante
  • Dificultad para mantener el chupete en la boca

Más allá de la lactancia, ¿el frenillo lingual restrictivo puede dar otros problemas a largo plazo?

Tener un frenillo lingual restrictivo se considera un factor de riesgo para otras alteraciones que pueden manifestarse a más largo plazo en el tiempo, como pueden ser:

  • Mala oclusión dental
  • Dislalia
  • Alteración de la deglución
  • Alteración en el desarrollo cráneo-oro-facial (paladar alto, retrognatia,  hipertonía de musculatura facial ,…)
  • Respiración oral
  • Dificultad para gestionar la alimentación complementaria
  • Síndrome de Apnea e Hipoapnea del Sueño 
  • Cefalea, cervicalgia, modificación de la postura
  • Más caries en incisivos superiores
  • Bruxismo
  • Hipertrofia de amígdalas, otitis, faringitis, …

¿Se puede tener “un poco de frenillo”?

Esta es una frase que oímos a menudo en la consulta de fisioterapia en lactancia materna. Habitualmente las familias nos cuentan que algún profesional ha evaluado la boquita de su bebé y han visto que tiene “un poquito de frenillo”. 

Pero esto es como si decimos que tenemos “un poco de fractura de un hueso”, o “un poco de apendicitis”, je je.

Si recordamos que anteriormente hemos comentado que cuando decimos que un bebé tiene frenillo nos referimos a que tiene un frenillo sublingual restrictivo, quizás al decir que tiene “un poquito” de frenillo haga referencia a que el frenillo es “un poquito” restrictivo. Es posible que el profesional que haya evaluado al bebé no tenga muy claro cuánto de restrictivo es el frenillo que presenta.

De ahí la importancia de valorar la situación de manera global y contando con un equipo multidisciplinar especializado que pueda valorar la técnica de lactancia, la gestión de la lactancia, las estructuras anatómicas implicadas y hacer una buena valoración del posible frenillo, tanto en aspecto como en función, teniendo en cuenta las dificultades que presentan la díada madre-bebé en relación a la lactancia.

¿Siempre que hay un problema con la lengua es por un frenillo restrictivo?

Como hemos comentado, el frenillo puede ser restrictivo o no, puede provocar anquiloglosia o no.

De igual manera, las situaciones de anquiloglosia pueden estar provocadas por un frenillo restrictivo o no.

Hay otras causas que pueden provocar que la lengua no realice la función óptima para una lactancia exitosa.

Algunas de estas situaciones son tensiones en la musculatura del suelo de la boca, dificultad del bebé para mover el cuello para los dos lados, tensiones en la zona cervical, dorsal o lumbar, falta de fuerza en alguno de los músculos de la lengua, alteración del tono de los músculos de la lengua, tensiones en la cabecita del bebé, alteraciones sensoriales…

¿Y cuándo es posible que el bebé presente estas disfunciones? 

Pues en realidad cualquier bebé puede presentarlos, pero sobre todo se dan en bebés que han tenido nacimientos instrumentalizados en los que se han utilizados fórceps, o ventosas, en los nacimientos por cesárea, en los nacimientos en los que se ha rotado manualmente la cabecita del bebé, o en los que a la mamá se le ha aplicado fuerza a nivel abdominal, los nacimientos múltiples, los nacimientos de manera prematura, los nacimientos con explusivos dificultosos o, por el contrario, muy rápidos, los partos inducidos, los nacimientos en los que la mamá no ha tenido libertad de movimiento…

Por eso, ante cualquier problema de lactancia que no mejore con una buena asesoría por parte de un profesional de la lactancia, es recomendable que los bebés sean visitados por un fisioterapeuta especializado en lactancia materna para descartar algunas de estas disfunciones, especialmente en los casos que se sospeche de anquiloglosia, ya sea provocada por frenillo lingual restrictivo o por otras tensiones.

De aquí la importancia del trabajo en equipo.

¿Todos los frenillos se tienen que operar?

Antes que nada, hay que valorar si el frenillo es restrictivo o no.

Si el frenillo no es restrictivo no está indicado realizar la intervención.

Se recomienda realizar una frenotomía (corte del frenillo y liberación de la fascia), en aquellos casos en qué el bebé presenta una anquiloglosia provocada por un frenillo restrictivo y se han tratado ya las otras posibles causas (como tortícolis, tensiones debajo de la lengua…).

Para poder recomendar la cirugía se ha de hacer una correcta valoración multidisciplinar donde se valoran los problemas que presentan la madre y el bebé, el aspecto y la función del frenillo y se descartan otros problemas.

La recomendación de la intervención es del equipo multidisciplinar que atiende a la familia, pero la decisión siempre será de los padres/madres.

¿Tras la frenotomía mejorarán las dificultades inmediatamente?

Pues nos gustaría decir que sí, y de hecho en algunos casos así es, sobre todo en los bebés más pequeñitos.

Pero la realidad es que en muchas ocasiones no hay una mejoría inmediata, sino que la mejoría se va consiguiendo con los días o semanas posteriores a la intervención. Incluso en algunos casos puede que haya un pequeño empeoramiento de la situación, pero es transitorio y con el acompañamiento adecuado enseguida vendrá la mejoría.

Después de la frenotomía es recomendable que haya un seguimiento por los profesionales de la lactancia especializados para valorar la cicatrización de la herida, la funcionalidad de la lengua y la gestión y evolución de la lactancia, tanto en lo que se refiere al bebé como a la madre.

De igual manera, incluso en los casos en los que se haya diagnosticado un frenillo lingual restrictivo y se vaya a hacer la cirugía, recomendamos que previamente el bebé pueda ser valorado y tratado por un fisioterapeuta especializado en lactancia materna, ya que de esta manera podemos contribuir a que la cirugía vaya mejor y haya una mejor recuperación del proceso.

¿Qué hago si tengo problemas de lactancia y sospecho que mi bebé tiene anquiloglosia?

Como hemos visto, la anquiloglosia es solo una de las posibles causas de las dificultades en la lactancia, de igual manera que la anquiloglosia es multifactorial, es decir, no siempre estará provocada por un frenillo restrictivo.

Así que nuestra recomendación es que contacteis con un equipo de profesionales de la lactancia materna especializado en anquiloglosia y salud mental perinatal para poder daros la mejor atención posible, desde un abordaje multidisciplinar y os puedan acompañar en todo el proceso tanto en lo que se refiere a la gestión de la lactancia, al control de la salud del bebé, al tratamiento de las posibles disfunciones que presente el bebé, a vuestra salud emocional… y en definitiva poder conseguir vuestro mayor bienestar posible, tanto a nivel físico, como emocional, como familiar.

Carol Garcia
Fisioterapeuta especializada en fisioterapia en lactancia materna y anquiloglosia

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